jueves, febrero 16, 2012

HisTorIa Del HomBRe AL Que uN TIgrE de BenGAla Meo En La caBeZa conTadA Por El MisMo


Hace un porrón de años, cuando cursaba la EGB, mis padres me cambiaron de colegio, al centro los Paules, con la intención de remontar mis estudios y superar aquello llamado "fracaso escolar".
Una de mis actividades cotidianas en aquella época era precisamente no asistir a clase. Era Abril, los primeros rayos de la primavera asomaban por los tejados del barrio de Arrosadia y yo no estaba dispuesto a perder aquella preciosa tarde en ese agujero y además el circo había llegado a  la ciudad.
El circo (no recuerdo su nombre) se situaba en la campa de la Misericordia junto a la plaza de los Fueros, justo donde está ubicado el colegio los Paules. Esa tarde no me lo pensé dos veces y  me acerqué a curiosear por las instalaciones circenses. Llegué a un pequeño jardín rodeado de jaulas donde tenían a un elefante encadenado y un tipo le daba hierbas. Aquel paquidermo las agarraba por la trompa y las devoraba. La verdad es que me dió bastante pena el elefante, tanto él como sus compañeros de espectáculo, los leones y tigres que habitaban en las jaulas colindantes no tenia muy buen aspecto.
Mi fascinación por los tigres me llevó hasta sus dos jaulas: una muy grande donde habitaban tres ejemplares, un adulto junto a dos mas pequeños y otra jaula mas chiquita donde había un ejemplar hembra enorme, que en cuanto me vio se me quedó mirando fijamente y yo totalmente inmóvil y helado le miraba a ella. El tigre se dio media vuelta levantó el rabo y en la distancia que nos separaba vi llegar un hilera de pis tropical, una especie de lluvia dorada directamente desde las entrañas del Bangladés, que soltó aquel felino sobre mi cabeza. Me aparté como el rayo y vi como el tigre volvía a darse la vuelta y se me quedaba mirando; entonces entendí en sus ojos que aquella era la manera de saludar a los que se arrimaban a curiosear, que no le gustaba que le mirasen, que le apunten con el dedo, que no le gustaba aquella mierda de circo.
Salí de allí con una  sensación extraña. Esa tarde no fuí a la escuela, pero aquel animal me dio una importante lección. Aprendí que esos animales no deben estar en cautiverio, jamás he vuelto a un circo donde ofrezcan espectaculos con animales, ni a un zoológico. Es una norma que me impuesto desde aquel día y a día de hoy sigo cumpliendo a rajatabla.
El otro día cayó en mis manos un ejemplar de la revista National Geographic, del numero de diciembre del 2011, donde ya la portada anunciaba LLANTO POR EL TIGRE:

"Los enemigos del tigre son bien conocidos: la pérdida de hábitat, exacerbada por la explosión demográfica; la pobreza, que induce a la caza furtiva de animales de presa, y por encima de todo, el brutal tráfico ilegal de diferentes partes del cuerpo del tigre en China. Menos conocidas son las estrategias conservacionistas mal formuladas que durante decenios han fracasado en la protección del tigre. Se estima que la población de tigres, dispersa entre 13 países asiáticos, es de unos 4.000 ejemplares, aunque muchos conservacionistas creen que en realidad son varios cientos menos. Para situar las cifras con perspectiva, hay que señalar que la primera alarma mundial por la especie data de 1969, y que a principios de los años ochenta quedaban unos 8.000 tigres en el medio natural, según los cálculos de entonces. Así pues, varios decenios de preocupación por los tigres, expresada a gritos en diversos medios (por no mencionar los millones de dólares donados por gente bien intencionada), sólo han conducido a la desaparición de cerca de la mitad de una población que ya estaba en peligro."

Después de leer el articulo de la revista me ha venido a la cabeza el recuerdo de aquel felino que conocí aquella tarde en las inmediaciones del circo. Quiero compartir en este blog mi húmeda experiencia y toda mi solidaridad con sus semejantes que viven en libertad en la lejana Asia; no podemos permitir que este animal desaparezca. Yo en su día conocí a uno, nos miramos a los ojos y os aseguro que jamás olvidaré a aquella  hermosa criatura.